22 mayo, 2015

El último tango en San Pedro, front cover


"Le hiciste igual a Marlon Brando, le dije yo asombrado. Ella volvió a reír y supe entonces que se trataba de una persona especial, de una noche rara. Inspirado por el whiskey, pensé seriamente en solicitar un adelanto de sueldo en el cajero automático para darle todo mi dinero, por esa risa, todo mi dinero and a bottle of rum. Rió de nuevo, reía de todas las estupideces que yo le decía. Le aplaudí al mesero a la manera de Marlo Brando y le pedí que pusiera “Rosa Rosa” de Sandro. Mientras la canción sonaba le conté que Sandro y Marlo siempre me parecieron idénticos y que, entre otras cosas, desde hacía muchos años los idolatraba. Ella me dijo que sí, que muy bien, pero que la película le era deprimente y que no venía muy al caso.

Yo sé, le dije, yo sé…

Terminé mi whiskey. El truquito del whiskey se anula si no se respeta la dosis, y al terminar el segundo ya me sentía mareado y triste otra vez. La aparición del Último tango en la conversación no ayudó tampoco. Terminé confesándole que pasaba por un desastre amoroso, y le mentí también, porque cuando ando borracho invento todo tipo de detalles a las historias que cuento. Le dije que mi novia se había suicidado hacía 6 meses y que desde entonces vagaba entre los call centers y los bares de San Pedro, y qué horror, le dije, eso sí que es horrible, andarse echando el último tango en una ciudad como San Pedro Sula…"


Fragmento del cuento El último tango en San Pedro 

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