24 marzo, 2013

La profecía del papa negro


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Estamos consternados. Muchos eventos extraños han estado sucediendo alrededor de nuestros viñedos. En el más reciente y loco acontecimiento, Darío Cálix fue visitado por una criatura horripilante que se hacía llamar Cucacrán (mezcla entre Cucaracha y Alacrán, según dijo).

-En realidad, yo soy Kafka, le dijo.
-¿Qué?
-Kafka papi, la mera mera. Y vengo a hablar de designios y cosas bárbaras-.

A continuación el Cucacrán Kafka expuso como iba a ser el Fin del Mundo.

-Pero necesito que tu apruebes el plan, para eso vine, le dijo.
-Y yo por qué Kafka boy, yo no se.
 -¿Debo recordarte acaso que tu eres el Director de la hija de puta Verosimilitud, imbécil?-.

Darío Cálix, bien cagado, aprobó el bosquejo del fin del mundo presentado por Kafka. Tenemos un archivo de audio ultra secreto en el cual un aparentemente ebrio Darío Cálix le transmite la información al resto de la Hermandad. Algo realmente importante, nunca nadie ha tenido este tipo de acceso.

Pero primero, el Dr. Chabelo, hace una introducción, que debe servir como preparación psicológica antes de escuchar el otro archivo. La introducción la hizo en lenguas, perdido en un trance motero-religioso, dicen que si uno la sabe descifrar correctamente puede atinarle a los números de la loto de los siguientes 266 días. Escuchen:

La Cabala del Dr. Chabelo


Y ahora si agárrense cabrones:


Arrepiéntase, es su última oportunidad, solicite un ejemplar de La Biblia II a nuestros teléfonos y será usted salvo, se lo garantizamos.



10 marzo, 2013

Prólogo: Rescatando al soldado Campos



En una tarde de febrero, un helicóptero con la insignia de La Dirección General de Investigación en Asuntos Literarios, DGIAS, aterrizó en el jardín cervecero Mary´s Place, justo encima de la carpa de Salva Vidas y sobre algunas mesas que fueron despejadas en carrera abierta por los parroquianos del lugar. Algunos sufrieron desmayos y creyeron que era el fin del mundo, sobre todo al ver todas esas caguamas derramadas. A la mesa de la hermandad de la uva, ubicada en la esquina más alejada de la rockola se acercó el General Epicuro Gonzales junto con una comitiva de tres subordinados, los demás parroquianos volvieron poco a poco a armarla alrededor del helicóptero y algunos llegaron a tomarse fotografías mientras mama Mary mandaba a su mismísima y guapa hija, para que atendiera al General.

Después de intercambiar algunas palabras y algunas birrias subimos al helicóptero y al cabo de un par de aterrizajes (en Choloma, La Planeta y otras insignes colonias) llegamos a formar un grupo de trece personas a bordo de la aeronave, entre nosotros viajaban Darío Cálix, Pineda, Murvin, Yorch, Giova, JJ, el Dr. Hasbun, su colega el Dr. Chabelo, Vallejo y su humilde servidor. Se nos había dado la peligrosa misión de rescatar al soldado Campos, el escuadrón de Fuerzas Especiales de la DGIAS fue conformado por el Comandante JJ con el visto bueno del Dr. Chabelo y con la oposición del Dr. Hasbun, hubo muchas discusiones, entre las más entretenidas mencionaré una acerca de la calvicie de uno de los miembros del escuadrón, se sabe de sobra que en estas situaciones es necesario llevar a un pelón entre las filas, se votó inicialmente por Yorch, luego se alegó que su calvicie no era natural sino resultado de una “juventud tardía”, se sugirió pasarle la cero a JJ, después de todo tendría que resignarse algún día y esta era la oportunidad para irse adaptando a su futura calvicie. 

También se propuso a Giova, cuya calvicie temprana lo volvía el candidato perfecto a no ser por un posible giro en la trama donde él decidiera acabar con la vida del soldado Campos una vez rescatado,  pero se determinó que también un personaje así era necesario, luego se concluyó que todos estaríamos tentados al asesinato y era mejor tener una coartada y fue allí donde también se convocó al poeta y amigo de Julio Escoto, el amable señor Pineda, - ¿ah? ¿es usted el poeta Japonés? - le preguntó Darío Cálix y Pineda-el-amigo-de-Julio-Escoto se le tiró encima y por poco se cayó del helicóptero.

En fin, se terminó convocando a los dos pelones, a Giova y a Yorch y se terminó dejando a la calvicie insipiente de JJ en paz, después de todo el General Epicuro no se daba a entender si quería al soldado Campos vivo o muerto. Inicialmente dijo que solo quería rescatar al poeta y al narrador, respetuosamente le manifestamos que eso era imposible, luego dijo que en realidad no quería tenerlo en territorio sampedrano y luego terminó diciendo que esos detalles no importaban, que lo esencial era investigar a profundidad si su estado mental seguía siendo turbulentamente aceptable, o si en cambio, eran ciertas las historias que se decían sobre él. 

El General nos dio a entender que el soldado Campos podría haberse vuelto loco, que había sido recibido como un cubano en Miami en la costa nachovegaliense, allí por el redondel de los artesanos. Nos mandaron en un rapidito alquilado y al comandante JJ le facilitaron un informe detallado sobre el caso, con algunas fotografías, alcancé a ver un póster que decía: "Antología de poesía escrita por amas de casa golpeadas". No me vayan a malinterpretar, la violencia doméstica es un tema serio, que merece las mayores penas de la justicia, pero no pude entender porqué el soldado Campos había cedido tanto, bastó con que lo acorralaran un par de mazacuatas para que se olvidara que tenía criterio y de que alguna vez fue respetado por ello, por la hermandad, por los Grado Cero, etc, ahora compartía la mesa con los que antaño había dicho eran malos lectores y peores escritores, podía entender allí que nuestra misión tenía algún sentido, aunque al final no sabíamos si teníamos que rescatarlo o no, no sabíamos si lo encontraríamos endiosado y no podríamos regresar con vida. 


El comandante JJ nos dijo que el expediente sugería que el soldado Campos hacía cosas innombrables, que platicaba con los espíritus, que tejía historias en donde él era perseguido por damas que siempre lo habían despreciado, que desayunaba corn flakes con ron plata, supuse que el informe también era un informe de rumores, que poco a poco mientras nos internáramos en la selva descubriríamos la verdad, no sé porqué tenía un mal presentimiento de todo el asunto, algunos de nosotros definitivamente no volveríamos al rapidito y comencé a cuestionarme si valía la pena, si todo aquello no había sido una trampa de la DGIAS, no hubiese sido extraño que un aparato represor tuviera nuevas directrices y nuevas cabezas que cortar.


Nos alojamos en un hotel de Comayagüela, fuimos a buscar comida a un lugar llamado "Pollos Jimmy", pero encontramos que se trataba de un macabro chupadero donde sus caníbales dueños bebían sopa de marero, de enemigo. Nos internamos en la selva nachovegaliense a pesar de las protestas del señor Pineda quien nos amenazó reiteradamente con hablarle a Julio Escoto, pero algo nos empujó a no perder el tiempo, a cumplir con el deber encomendado y fuimos en busca del soldado Campos, cuya misteriosa imagen forjada en las últimas horas no correspondía con la del misántropo bonachón que antaño solíamos llamar amigo.

- Pero primero vayamos de putas -dijo Yorch, y esas fueron palabras santas.